– Plegarias –
Plegarias, salves
rezos mutantes
en un rosario sin cordeles
ni perlas brillantes
vestida de gasa
blanca cómo la nata
blanca cómo la luna
del firmamento una estrella
un jazmín perfumado
adorno para su cabello
un ramillete de hierba buena
entre sus manos
para entregarlo
de regalo, de corazón
con un rojo lazo
a sus viriles manos
amor que extraña
amor que ama
amor que duele
que al alma mata
por no tenerle
por no verle
por no escucharle
por el eco su sonido llevarse
la espera prisionera
de cualquier espera
pronunciando su nombre
que la puerta se abra
soledad hace vacio el silencio
el corazón arde
la escarcha de hielo prende
cómo rama seca de olivo
el olvido no olvida
guarda los recuerdos
la presencia está altiva
en las noches y en los días
susurrale bajito
los secretos de tu vida
cómo antes hacías
antes de que te llevaran lejos de su verita
cuánto se hecha de menos
cuándo sin esperar
lo importante se llevan
cuándo parte del alma falta
es que quedó prendida
al escapulario de su vida
de sus penas y sonrisas
al diario de sus días
a sus fuertes manos
a su mirada penetrante, profunda
a su tierna dulzura
a su sabiduria
nada ni nadie es perfecto
aunque esté justo al lado de la perfección
humano o sobre humano
amor indefinible es más allá del amor
esos días, ese tiempo
perdido en el tiempo
queriendo que corra el reloj
que pase la espera del dolor
la sin razón que les separó
sumidos en el sin saber
de no saber nada
ni mal ni bien
no es ocaso de fracaso
es un viva, un aleluya
de alegria de la vida
tu vida, mi vida
una esperanza nacida
perenne guardada sin ida
tatuada en la piel
en la carne, en el alma
sin tí no vive
sin tí se muere
es su dolor atroz
pobre corazón ajado
junto al mar le espera
a que le de una sorpresa
de sus labios escuche su nombre
dejando sus huellas en la arena.
Mabel
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.